Ya lo dice Joaquín Rocamora, “cada vez queremos y podemos ser más”. El pabellón Esperanza Lag se está convirtiendo en una fiesta cada quince días, cuando el Atticgo BM Elche juega sus partidos de Liga Guerreras Iberdrola, y ocasionalmente cuando la disputa de competición corresponde a la EHF European Cup. La determinación con la que el equipo franjiverde afronta y resuelve sus partidos está contagiando, cada vez más, a una ciudad que vibra con el balonmano femenino. Las jugadoras de Joaquín Rocamora se han hecho un hueco en los planes de los ilicitanos, y algunos que acuden a ver a su equipo desde fuera de nuestras fronteras.
El entrenador oriolano enviaba en la previa del partido contra el Motive.co Gijón BM La Calzada, último disputado como local, un mensaje. “Esperamos que, si normalmente vemos 700 u 800 personas, nos podamos acercar a las 900 o 1.000 personas. Entendemos que la gente viene a eventos especiales de manera mayoritaria, pero, después del espectáculo que se vivió ante el Madeira Andebol SAD, el rendimiento del equipo y esas dos horas de magia que vivieron más de dos mil personas, esperamos que quienes no sean asiduos se acerquen y disfruten de este espectáculo. El club no ha estado en esta situación durante sesenta años y siempre añoramos las cosas cuando las perdemos, que vengan, disfruten y nos sigan apoyando”.
El sábado fueron mas de 800 espectadores los que recogieron el testigo de la cifra más alta en lo que llevamos de temporada. El Atticgo BM Elche llenó todas las butacas del pabellón Esperanza Lag, 1.846 asientos, y congregó a varios centenares en la parte superior del pabellón superando los 2.000 espectadores. Una cifra que recordó a la final por la Liga Guerreras Iberdrola vivida el pasado curso ante Costa del Sol Málaga, una cifra que ha convertido el Esperanza Lag en epicentro del deporte ilicitano durante las últimas temporadas con el cambio de Carrús a la Ciudad Deportiva Juan Ángel Romero. Los números no engañan, de los 100 espectadores del pabellón situado en la calle Victoria Kent, a multiplicar por varios dígitos la afluencia en la avenida de la Universidad.
Disfrutar el momento
Todo para dar forma a un mágico ambiente en el que la afición tira del equipo en los malos momentos y juega su partido como jugadora número ocho desde la grada. Un arma que Joaquín Rocamora ha hecho reconocer a la afición franjiverde como “la mejor de España” y que hace recordar que cualquier pasado no siempre fue mejor. “El pabellón empieza algo frío, pero se va calentando conforme pasa el tiempo para que la gente disfrute. Esto es de todos y queda mucho trabajo. Hay que tener en cuenta que ganar los partidos como los ganamos, con tanta diferencia en el marcador, no ha sido lo habitual en los sesenta años de historia del Club y es por eso por lo que debemos valorar el momento y disfrutarlo”.
Texto: Jerónimo Tormo / Fotografía: CBM Elche